Bertrand Russell.
"La felicidad, esto es evidente, depende en parte de circunstancias externas y en parte de uno mismo (...). Muchas personas que son desdichadas creen que sus pesares tienen causas complicadas y sumamente intelectualizadas. Yo no creo que esas cosas sean auténticas causas de felicidad ni de infelicidad; creo que son sólo síntomas. Por regla general, la persona desgraciada tiende a adoptar un credo desgraciado, y la persona feliz adopta un credo feliz; cada uno atribuye su felicidad o su desdicha a sus creencias, cuando ocurre justamente al revés. Hay ciertas cosas que son indispensables para la felicidad de la mayoría de las personas, pero se trata de cosas simples: (comida, salud, amor...). Cuando faltan estas cosas, sólo las personas excepcionales pueden alcanzar la felicidad; pero se tienen que obtener mediante un esfuerzo bien dirigido. El que sigue siendo desgraciado es porque padece un desajuste psicológico que, si es muy grave, puede requerir los servicios de un psiquiatra pero, en realidad, puede curárselo el propio paciente, con tal de que aborde la cuestión de la manera correcta.
La felicidad debería estar al alcance de cualquiera, siempre que las pasiones e intereses se dirijan hacia fuera, y no hacia dentro. Por tanto, deberíamos proponernos evitar las pasiones egocéntricas y adquirir afectos e intereses que impidan que nuestros pensamientos giren perpetuamente en torno a nosotros mismos. Casi nadie es capaz de ser feliz en una cárcel, y las pasiones que nos encierran en nosotros mismos constituyen uno de los peores tipos de cárcel. Las más comunes de estas pasiones son el miedo, la envidia, el sentimiento de culpa, la auto-compasión y la auto-admiración. En todas ellas, nuestros deseos se centran en nosotros mismos: no existe auténtico interés por el mundo exterior, sólo la preocupación de que pueda hacernos daño o deje de alimentar nuestro ego.
El miedo es la principal razón de que la gente se resista a admitir los hechos y esté tan dispuesta a envolverse en un cálido abrigo de mitos. Pero las espinas desgarran el abrigo y por los desgrarrones penetran ráfagas de viento frío, y el que se había acostumbrado a estar abrigado sufre mucho más que el que se había acostumbrado habituándose al frío.
Además, los que se engañan a sí mismos suelen saber en el fondo que se están engañando, y viven en un estado de aprensión, temiendo que algún acontecimiento funesto les obligue a aceptar realidades desagradables.
Una de los peores inconvenientes de las pasiones egocéntricas, es que le quitan mucha variedad a la vida. El hombre feliz es que el vive objetivamente, el que es libre en sus afectos y tiene amplios intereses, el que se asegura la felicidad por medio de estos intereses y afectos que, a su vez, le convierten a él en objeto del interés y el afecto de otros muchos. Que otros te quieran es causa importante de felicidad; pero el cariño no se concede a quien más lo pide. Hablando en general, recibe cariño el que lo da.
¿Qué puede hacer un hombre desdichado porque está encerrado en sí mismo? Mientras siga pensando en las causas de su desdicha, seguirá estando centrado en sí mismo y no podrá salir del círculo vicioso; si quiere salir, tendrá que hacerlo mediante intereses auténticos, no mediante intereses simulados que se adoptan sólo como medicina. Aunque esto es verdaderamente difícil, es mucho lo que se puede hacer si uno ha diagnosticado correctamente su problema. Si el problema es el miedo, por ejemplo, puedo practicar ejercicios para adquirir valor. Oblíguese a reconocer cada día al menos una verdad dolorosa; comprobará que es tan útil como la buena acción diaria de los boy scouts.
Aprenda a sentir que la vida valdría la pena vivirla aunque usted no fuera incomparablemente superior a todos sus amigos en virtudes e inteligencia. Los ejercicios de este tipo, prácticos durante varios años, le permitirán por fin admitir hechos sin acobardarse, y de este modo le liberarán del dominio del miedo en muchísimas circunstancias.
Así mismo, podemos estar seguros de que encontraremos intereses objetivos en cuanto hayamos aprendido a no vivir inmersos en nosotros mismos (...)."
Publicado por C.A.S.
Hermoso! Me ha encantado este escrito van 3 veces que lo leo.. Gracias C.A.S
ResponderEliminarAtte.
Alma