ANFRONTANDO: ¿CÓMO LOGRÉ SOBREVIVIR?
Hay una expresión antigua, “Cualquier cosa ocurre por la noche”. Implícito en la frase, está el permiso de hacer lo que sea antes de que amanezca, ya sea sexo con extraños o dos tranquilizantes y un Bloody Mary. Todos tenemos estrategias para solventar, compensar las heridas que hemos sufrido, lidiando con mortificación y el dolor. Normalmente nosotros no estamos conscientes de estos mecanismos para afrontar el abuso y el dolor, sin embargo, recurrimos a ellos una y otra vez: bebemos hasta adormecer nuestros sentimientos, minimizamos las cosas negativas, mantenemos el control sobre todo en nuestras vidas.
Todos utilizamos mecanismos de defensa. Estos son útiles herramientas de supervivencia necesarias. Si enfrentáramos todo, todo el tiempo sin defensas, estaríamos sobre estimulados y abrumados. Necesitamos mecanismos para enfrentar las situaciones difíciles para tranquilizarnos a nosotros mismos y establecer límites esenciales.
El problema es que muchos mecanismos de defensa tienen aspectos auto destructivos. Ellos se convierten en patrones con bien enraizados que utilizamos en cuando sentimos ansiedad. Nos volvemos adictos a las apuestas o a las drogas, nos alejamos cuando alguien se aproxima demasiado, o conscientemente ignoramos problemas importantes con los que necesitamos lidiar. Al hacer esto, nos mantenemos aislados, dañamos nuestra salud y bloqueamos información importante, consciencia y sentimientos.
Estos ejercicios te ayudarán a identificar los mecanismos de defensa que utilizas, analizar las razones por los que los usas, examinar sus aspectos negativos y los positivos, así como desarrollar estrategias para cambiarlos.
IDENTIFICANDO LOS MECANISMOS DE DEFENSA
Dos sobrevivientes no utilizan exactamente el mismo conjunto de mecanismos al enfrentar el dolor y la ansiedad. La lista siguiente refleja muchos de los más comunes. (Mucha gente los utiliza). Encierra con un círculo los que tú utilizas.
Negación
Racionalización
Crear caos
Repetir el abuso
Fantasear
Perfeccionismo
Auto mutilación
Comer compulsivamente
Ejercicio compulsivo
Robar en tiendas
Abusar de otros
Evitar la intimidad
Crear nuevas personalidades
Olvidar
Abandonar tu cuerpo
Estar en control
Apostar
Minimizar
Mantenerte ocupado(a)
Alcoholismo
Anorexia / bulimia
Adicción al trabajo
Cuidar de otros
Esconderte detrás de una pareja
Dormir excesivamente
Insomnio
Humor
Creencias dogmáticas
Huir
Intentos suicidas
Adicción a drogas
Sexo compulsivo
Evitar el sexo
Evadirse
Estar hiperalerta
Cuando miro los mecanismos de defensa con los que me identifiqué, me siento…
Me doy cuenta que…
Los mecanismos de defensa que yo uso y que no aparecen en la lista son:
Cosas para pensar:
· ¿Hay mecanismos de defensa que usaba en la infancia y que no uso más en la actualidad? ¿Qué nuevos mecanismos he desarrollado en la edad adulta?
· ¿Cómo han cambiado mis mecanismos para afrontar el dolor y el malestar emocional con el paso de los años?
· ¿De cuáles mecanismos de defensa me siento avergonzado(a)? ¿Con cuáles, si los hay, me siento bien? ¿Cuál es la diferencia entre los primeros (me siento avergonzado(a)) y los segundos (me siento bien)?
PERDONANDOTE A TI MISMA(O)
Muchos sobrevivientes han perdido décadas viviendo patrones auto-destructivos como mecanismos de defensa. Quizá tú has pasado años envuelto en una adicción a las drogas o al alcohol, viviendo en las calles, estando en relaciones abusivas, o haciendo cosas a ti o a otros de las que ni siquiera quieres hablar. Pero la cuestión más importante es que sobreviviste. Tú has usado cualquier recurso que tuviste para lograrlo durante tu infancia, de modo que pudiste crecer y convertirte en adulto con la oportunidad y el libre deseo de sanar. Literalmente, muchos sobrevivientes hubieran muerto de no haber sido por sus mecanismos de defensa.
Como sobrevivientes, debemos estar orgullosos de nuestra iniciativa para mantenernos con vida, sin embargo, muchos sobrevivientes en lugar de ello, se sienten terriblemente avergonzados. La verdad es, que como una persona joven traumatizada, aislada y atemorizada, tú hiciste cualquier cosa que pudiste para sobrevivir al abuso. Y una vez que creciste, continuaste con los mismos patrones de conducta porque te funcionaron (al menos de alguna manera), porque se volvieron hábitos, porque quizá todavía no tuviste otras opciones (¿quién estuvo ahí para enseñártelas?).
Lo más importante es que has crecido desde entonces. Tienes la habilidad de reexaminar tu vida. Puedes dejar de hacer cosas de las que estás avergonzado(a) y empezar el esmerado trabajo de cambiar tu conducta. Pero tienes que empezar por perdonarte a ti mismo(a) por las cosas que hiciste con la finalidad de afrontar la realidad. Sentirte avergonzado y terriblemente mal sobre ti mismo(a) te puede mantener atrapado(a) e impotente, incapaz de movilizar tu energía para hacer los cambios necesarios en tu vida.
Si, en cambio, tus mecanismos de defensa incluyen acciones que lastimaron a otras personas (golpear a tus hijos con rabia mal dirigida, abusar de un niño más pequeño cuando estabas creciendo), perdonarte a ti mismo(a) no es suficiente. Cuando has lastimado a alguien más, tú necesitas hacerte responsable por el daño, lamentar el hecho de que has lastimado a otro ser humano para asegura que esa conducta no se repetirá y hacer algunas reparaciones que sean posibles, antes de perdonarte a ti mismo.
A pesar de que estos ejercicios no están diseñados para ayudarte a llegar a un acuerdo con tu propia conducta abusiva o dañina, es esencial que busques ayuda profesional si actualmente estás dañando a otros o te preocupa que puedas hacerlo. Igualmente, también podrías necesitar ayuda profesional para lidiar con las repercusiones del daño que has causado en el pasado.
Los siguientes ejercicios te ayudarán a analizar los mecanismos de defensa de los que te sientes avergonzado(a).
Enlista los mecanismos de defensa de los que te sientes particularmente mal al respecto. Incluye cosas de tu niñez o de tu vida adulta – incidentes de una sola vez (La vez que torturé a mi gato / Cuando tenía ocho años, robé el dinero del gasto del monedero de mi abuela) o patrones de largo plazo (He estado comiendo compulsivamente desde que tenía ocho / Soy verbalmente abusiva cuando estoy enojada).
1.___________________
2. ___________________
3.___________________
… etc.
Ahora agrega a cada uno de estos mecanismos de defensa el porqué te puedes perdonar a ti mismo(a):
Ejemplo. Mecanismo de defensa: Promiscuidad
Me puedo perdonar a mi misma(o) por hacer esto porque:
· El abuso de mi padre me enseñó que mi único valor era sexual.
· Nadie me dijo jamás que yo podía decir NO.
· Ser sexual fue la única manera que yo conocía de sentirme querida. Y yo necesitaba sentirme querida a fin de sobrevivir.
Cosas en qué pensar:
· De todas las razones que he escrito para perdonarme a mí misma(o), ¿en cuál(es) realmente creo? ¿Cuál(es) me parece poco realista?
· ¿De qué mecanismos de defensa me siento avergonzada(o) todavía? ¿Por qué? ¿Qué me ayudaría a quitarme esa vergüenza?
· ¿Cómo puedo comenzar a compensar a las personas por el daño que les causé con mis mecanismos de defensa?
LOS PROS Y LOS CONTRAS DE LAS CONDUCTAS DE DEFENSA
Cuando empecé (Laura Davis) a trabajar con el tema de abuso sexual, estaba segura que sanar requería que identificara y olvidara todos los mecanismos de defensa que utilicé para sobrevivir. ¿Había negado el abuso? Bien, ahora tendría que enfrentar completa y totalmente todo. ¿Había olvidado lo que me pasó? La nueva yo estaría absolutamente alerta –nada escaparía a mi atención.
[Laura Davis] Dividí todo lo que hice en dos categorías: bueno y malo. Todo lo relacionado con mi viejo yo (abusado) era malo y necesitaba ser revisado. Si yo había utilizado algo en el pasado, estaba contaminado. Todo lo relacionado con mi nueva vida –mi mundo después de la sanación– era bueno. Y la lista de lo bueno era muy, muy corta.
Afortunadamente para mí, el pensamiento en blanco y negro era uno de mis mecanismos de defensa de la lista “de lo malo”. Tenía que revisarlo. Tenía que examinarlo. Y cuando lo hice, me di cuenta que mi vida necesitaba algo de gris, algo de terreno neutral. ¿Podría ser que hubiera algo bueno en mis mecanismos de defensa? ¿Había algo que todavía fuera útil para mí acerca de la negación? ¿Hubo momentos en los que fuera útil separarme de mi cuerpo? ¿Podrían la independencia y la autonomía que desarrollé a tan alto grado servirme para bien?
Cuando hago los talleres para sobrevivientes, frecuentemente utilizo un pequeño botón rosa que dice: “Reina de la negación”. Cuando me preguntan por qué uso ese botón, tengo la oportunidad de abordar uno de mis temas favoritos. Yo digo, “Hay dos clases de negación, negación con N mayúscula y negación con n minúscula. La negación con N mayúscula ocurre en la clase de familias que a menudo sostienen: ‘Eso nunca sucedió. Estás loca(o). Lo estás inventando’. La negación con n minúscula es la clase de negación que usamos cuando estamos completamente comprometidos a sanar y únicamente necesitamos un descanso. Necesitamos ir a casa y encender la televisión, tomar una copia de la revista People, y decir por unos minutos ‘Tal vez nada sucedió’. Sabemos que fuimos abusados. Volveremos a terapia mañana. Sabemos que trabajaremos en el asunto. Sólo estamos pretendiendo que no sucedió por un momento para que podamos descansar. La negación con n minúscula te da la oportunidad de recuperar el aliento, la oportunidad de absorber la verdad lentamente. Es una distinción truculenta –particularmente cuando empezamos por vez primera a lidiar con el abuso– pero es importante hacerla”.
Cuando estaba trabajando [Laura Davis] en El Coraje de Sanar, estaba muy consternada acerca de cómo mi familia respondería a la publicación del libro. Estaba aterrorizada por la idea de poner el nombre y la fotografía en la portada; a pesar que yo sabía lo que estaba haciendo. Desde el principio, yo [Laura Davis] sabía que haría pública mi historia. Pero las implicaciones de esa decisión eran tan aterradoras que periódicamente tenía que pretender que yo todavía tenía la elección, que todavía no me había comprometido. Esa es una negación con n minúscula. No nos impide seguir adelante. No es una pared de ladrillo. Es una parte importante de cuidarnos a nosotros mismos.
Como la negación, muchos mecanismos de defensa tienen su lado útil. Otros tienen aspectos dañinos que los hacen menos útiles en la actualidad. Para desarrollar formas saludables de defensa, tendrás que empezar por clasificar las habilidades de defensa que utilizas hoy para ver cuáles funcionan para ti y cuáles no. Una vez que hagas esto, podrás seleccionar ciertas conductas que necesitas cambiar.
En el espacio de abajo, escribe los mecanismos de defensa que enlistaste en el ejercicio anterior. Si crees que alguno no fue incluido en esa lista, agrégalo ahora.
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Regresa a la lista y coloca una estrella (*) frente a los cuatro mecanismos en los que te gustaría más enfocarte a lo largo de este ejercicio. Escríbelos abajo, describiendo los aspectos saludables y dañinos de cada uno.
Ejemplo:
Mecanismo de defensa: fantasía
Formas en las que este mecanismo de defensa todavía me puede ser de utilidad: tengo una maravillosa imaginación vívida. Soy grandiosa para entretener a los niños. He escrito exitosas historias cortas. Soy muy creativa. No me aburro fácilmente.
Formas en las que este mecanismo de defensa me puede dañar: a veces utilizo las fantasías como una manera de evitar lidiar con los aspectos que tengo que enfrentar en mi vida. Pretendo que las cosas están realmente bien cuando no es así. Algunas veces disfruto mis fantasías tanto que pierdo la motivación para establecer metas reales y lograrlas.
Repite este ejercicio para cada uno de los mecanismos de defensa que hayas seleccionado con una estrella.
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Cosas en qué pensar:
· ¿Qué me resultó difícil para diferenciar los aspectos positivos de los negativos de mis comportamientos de defensa? ¿En qué parte las cosas me parecieron menos claras? ¿Cuáles fueron las áreas grises?
· ¿Qué aspectos positivos de mis mecanismos de defensa resultaron nuevos para mí?
· ¿Cómo puedo utilizar las habilidades de defensa positivas que identifiqué para ayudarme a lidiar con las subidas y bajadas dolorosas del proceso de recuperación?
DESARROLLANDO FORMAS SALUDABLES PARA AFRONTAR LOS EFECTOS DEL ABUSO
Todos los mecanismos de defensa tienen una lógica inherente y cumplen una función importante. Detrás de cada mecanismo de defensa hay una necesidad. Si tú descartas un mecanismo de defensa sin encontrar otra forma de entender y cubrir esa necesidad subyacente, el cambio no durará. De tal forma que tienes que identificar la necesidad antes de que puedas efectivamente reemplazar un patrón de conducta auto-destructivo con uno más saludable. Beber, por ejemplo, puede protegerte de sentir el dolor que has experimentado en la infancia. Cuando dejas de beber, sentimientos y recuerdos dolorosos empiezan a salir a la superficie. Y si no desarrollas una nueva forma de lidiar con esos sentimientos, el impulso para volver a beber será irresistible.
No es suficiente abordar de golpe tus mecanismos de defensa. Acércate a estos cambios lentamente, con amor propio y respeto por tus necesidades, de modo que puedas hacer cambios duraderos.
En los siguientes espacios, escribe los nombres de los cuatro mecanismos de defensa que elegiste en el ejercicio anterior. Luego responde las preguntas: “¿Qué necesidades estoy cubriendo con esta conducta? y ¿De qué otra forma puedo satisfacer estas necesidades subyacentes?” Si no puedes tener ideas por ti misma(o), pide a un par de personas de tu sistema de apoyo que te den algunas sugerencias.
Ejemplo:
Mecanismo de defensa: enfermándome todo el tiempo y desatendiéndome de mi persona.
Las necesidades que estoy satisfaciendo con esta conducta son: cuando me enfermo, logro que me apapachen. Encuentro una justificación para pedir ayuda y, finalmente logro establecer límites y decir no. Enfermarme es la única manera que conozco de alejarme del exceso de trabajo y tomar un descanso. Despierto compasión al estar enferma(o) que nunca despertaría por las heridas emocionales.
Podrían ser formas saludables de satisfacer esas necesidades: admitir cuando estoy abrumada(o) y que necesito un descanso, en lugar de presionarme al grado de quedar exhausta(o). Construir un sistema de soporte que permita que las heridas emocionales sean tomadas en cuenta. Encontrar nuevas maneras de conseguir que me apapachen. Empezar a decir NO antes de enfermarme. Prestar atención a las señales de alarma antes de consumirme totalmente. Dejar de tratar de hacer todo por mí misma(o). Pedir la ayuda que necesito.
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Cosas en qué pensar:
· ¿Qué aprendí al identificar las necesidades que satisfago a través de mis mecanismos de defensa?
· ¿Las alternativas más saludables que pensé son realistas? ¿Por qué sí o por qué no?
REFLEXIONES: ANFRONTANDO EL ABUSO
Los mecanismos de defensa son una parte normal y natural de la vida. Ellos nos permiten manejar el estrés y los retos de la vida diaria. Como sobreviviente has desarrollado extraordinarias estrategias para afrontar las situaciones que se te presentan. Fomentar una actitud de orgullo, en lugar de una de vergüenza, acerca de tus habilidades de supervivencia te dará la fortaleza para hacer cambios duraderos.
Para cambiar un patrón particular para afrontar los efectos del abuso sexual, tienes que evaluar sus aspectos positivos y negativos, reconocer las necesidades subyacentes y encontrar gradualmente formas más saludables de enfrentar esas necesidades.
Aquí hay algunas preguntas para ayudarte a evaluar tus sentimientos presentes, metas y necesidades en torno a las formas de hacer frente al abuso:
· ¿Qué sentimientos experimenté mientras trabajaba en estos ejercicios?
· ¿Qué estoy sintiendo ahora? ¿Qué sensaciones estoy experimentando en mi cuerpo?
· ¿De qué edad me sentí mientras trabajaba en estos ejercicios? ¿De qué edad me siento ahora?
· ¿Qué me resultó difícil en estos ejercicios? ¿Qué resultó confuso? ¿Qué no entendí?
· ¿Qué aprendí? ¿Qué compromisos he hecho? ¿Qué pasos tengo que dar?
· ¿Qué hice de lo que estoy orgulloso(a)?
· ¿Qué me falta por hacer todavía? ¿Qué, si lo hay, quiero volver a revisar o darle seguimiento?
· ¿Qué necesito hacer para cuidar de mí misma(o) en este momento?
Espera los ejercicios de la tercera sección llamada ASPECTOS DE SANAR.
Tomado de El Coraje de Sanar, libro de ejercicios de Laura Davis.
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