martes, 15 de noviembre de 2011

CHARO SEGURA, EL EJEMPLO DE UNA SUPERVIVIENTE NATA

Charo Segura es una mujer luchadora que ha pasado de su papel de antigua víctima a ser una inspiración para todas aquellas personas que hoy, en estos momentos, sufren el tormento y el estigma de los abusos sexuales en la infancia.
Una carta enviada al director Fernando Corta, en la que relataba su infancia como víctima de abusos sexuales, y leída por éste al público presente, protagonizó uno de los momentos más emotivos de la gala del estreno de Princesa Rota en la Casa de la Cultura de Mutxamell, el pasado 8 de octubre. Puestos al habla con Charo Segura, hemos querido saber un poco más de esta superviviente nata, una mujer luchadora que ha pasado de su papel de antigua víctima a ser una inspiración para todas aquellas personas que hoy, en estos momentos, sufren el tormento y el estigma de los abusos sexuales en la infancia.

Charo Segura se convirtió en víctima a una edad muy temprana. Mi padre abusaba de mí a los 5 años (sus recuerdos sólo se remontan hasta ahí). Tal y como ella explica, los abusos suelen comenzar muy pronto, muchas veces cuando el niño aún es lactante, aunque claro, no existen recuerdos de esa época. Sólo sensaciones de olor, tacto, percepción...

La familia de Charo la componían 8 hermanos de padres distintos. Ella era hija única de su padre, el mismo que abusó de ella, y que había tenido ántes que asumir la paternidad de los anteriores hijos de su mujer (la madre de Charo). Él era huérfano y quiso tener un hijo propio, a quien tuvo entre algodones desde nada más nacer. Charo recuerda que él la llamaba su princesita, su tesoro. Más tarde, ella no tardaría en darse cuenta de lo que realmente significaban esas palabras. Me trataba como a una propiedad, al principio eran como juegos, él buscaba mi complicidad, aquello era nuestro secreto, juegos que él ponía en marcha cuando nos quedábamos sólos en casa... mi padre me sentaba encima de él, me tocaba por encima de la pierna. Me decía: No se lo cuentes a tu madre, ella no lo entendería y se enfadaría contigo también, porque esto son cosas que sólo hacen las personas mayores. Eso te hace sentirte culpable y partícipe, las dos cosas a la vez. Sabes que él es tu padre, al principio un beso en la boca te sorprende, pero, de todas formas, sabes que dependes de él. Más tarde, también abusó de mí un hermano mayor. Si mi padre era un abusador, éste era directamente un violador que me maltrataba físicamente: me pegaba, forzaba y atemorizaba.

En la actualidad, Charo es terapeuta de abusos sexuales. Ha creado varias páginas en facebook y un foro, FORDGAN (grupo de ayuda mutua) y dos ongs: Salvemos la Infancia y AIPAI.

En una de sus páginas de facebook, Charo supo del inminente estreno de Princesa Rota y le mandó al director Fernando Corta un email en el que le refería que era una terapeuta que había sufrido abusos. Según ella misma nos cuenta, el punto de vista de Princesa Rota se acerca mucho a la realidad. A cómo se sienten las víctimas y a los problemas derivados de su situación y de ser rechazados por la sociedad. Generalmente, al conocer el problema, la 1ª reacción de la gente es aquí me tienes para lo que haga falta, pero luego te hacen sentir marcada. Cuando haces acopio de fuerzas y te decides a contárselo a la familia, en principio esto provoca una revolución, pero luego te fuerzan a continuar haciendo vida normal, como si no hubiese pasado nada. Eres excluída de la familia, y te acusan de que tú has separado a la familia, ya que muchos de ellos, tu madre, tus hermanos... se sienten culpables y abusadores pasivos. Un niño víctima de abusos muestra signos distintivos, su relación con los demás cambia, llora... Yo me escondía tras las puertas, bajo la cama, en los armarios... pero los demás no querían ver. Ver es responsabilizarte, y ni la familia ni la sociedad están preparadas para enfrentarse y tener que elegir. Te excluyen y te apartan de las reuniones familiares... éste es el caso típico, el patrón más generalizado. Te dicen: Déjalo, no muevas más la mierda, siempre te quejas, siempre tienes algo.

En principio es algo que no ves del todo, lo asimilas después: mi adolescencia fue una espiral de autodestrucción: drogas, alcohol, robos, agresividad... la vida me daba igual. Fue cuando ví a un amigo morir a causa de una sobredosis cuando tomé la decisión de abandonar aquel círculo. Entónces empecé a estudiar, con la ayuda de una hermana que me ayudó a centrarme. Ya con 25 o 28 años fue cuando decidí dar el paso de hablar y contarlo todo.

Todavía hay mucha gente que no se atreve a contarlo, la sociedad no está preparada y no hay especialistas ni psicólogos preparados para afrontar este tema. Además, las leyes están mal hechas, un caso de abusos prescribe a los 15 años, pero desde que esto te ocurre hasta que lo cuentas, tiene lugar un proceso que puede tardar mucho tiempo, años. Mi primer recuerdo de un abuso se remonta a los 5 años. Imágínate, tienes 5 años. ¿Dónde voy, qué hago, qué pruebas puedo presentar? Hay muchos casos de abusos, más de los que podemos imaginar, pero un gran número de ellos no se denuncian porque ya han prescrito. Mientras transcurre todo este tiempo, el abusador está suelto, sigue actuando y buscando víctimas... En la actualidad, un 20% de niñas y un 13% de niños sufren abusos sexuales, esto sin contar los que aún no han roto el silencio

Terapeuta de abusos infantiles, Charo ha colaborado dando charlas con Joan Muntaner, también víctima y autor de dos libros sobre el tema, Cuando estuvimos muertos y Los niños que dejaron de soñar. A pesar de esta vivencia terrible, Charo es optimista y quiere dejar muy claro que no viene aquí a presentarse como víctima. Todo lo contrario, lo que quiero transmitir es que DE ESTO SE SALE. Hay muchos sitios para acudir en busca de ayuda, esto se supera y se puede tener perfectamente una vida normal.

Con respecto a Princesa Rota, Charo también nos subraya que le dije a Fernando que la secuencia de la violación en el 3º capítulo está muy bien realizada, es muy realista... incluso me revolvió, ya que yo llegué a sufrir algo parecido.

Preguntada por el comercio y explotación sexual infantil, Charo nos refiere que de este tema las víctimas suelen hablar cuando son ya adultas. Pero también los abusos en tu casa son un comercio. Tu madre te cede a su marido y hace la vista gorda, esto también es un comercio. Cuando mi familia llegó a España compramos un piso aquí, nosotros veníamos de Bélgica, y mi padre dividió la propiedad entre un 50% suyo y mío, y el otro 50% para mi madre y sus hijos. Cuando mi padre y mi madre se separaron, mi madre amenazó por teléfono a mi padre con denunciarlo por abusos si volvía, fue ahí cuando supe que mi madre sabía lo que me había pasado y me sentí vendida a cambio de un piso.

A pesar de todo lo vivido, Charo es una mujer alegre, y su voz al otro lado del teléfono transmite optimismo, e incluso un poquito de ironía. Tal y como nos dice al despedirnos, cuando te perdonas a tí misma, te estás dando alas.

1 comentario:

  1. Discrepo en muchas cosas de las aqui escritas pero sobre todo en una: "de esto, se sale". Siempre, siempre, quedan secuelas, estigmas, más evidentes, más o menos escondidos, más o menos llevaderos, pero quedan y condicionan tu vida y tus comportamientos para siempre. Está claro que puedes llevar una vida aparentemente normal, pero el interior de cada una/o de nosotros, las víctimas, está ya tocado desde hace años para siempre y no me creo en absoluto estas personas que se jactan de que "de esto, se sale". Aprendes a vivir con ello, en mejor o peor manera, pero, al igual que la rotura de un hueso, nunca vuelve a ser igual como era o hubiera sido y eso lo sabemos aunque juren y perjuren lo contrario de puertas para afuera.
    De todas maneras es inutil gritar esto a casi nadie, puesto que a pocos/as se nos escucha salvo a unos cuantos que siempre son los mismos.
    Un saludo.

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