a hacer como si no sucedió, en lugar de inventar o exagerar historias de abuso. Es horroroso saber que personas "cercanas e incluso amadas" en las que confiaba, hayan podido traicionarno de una manera tan profunda. La mayoria de las sobrevivientes no desean nombrarlo o hablar del abuso que sufrieron y al contrario, evitan todo el tiempo que pueden los rigores del proceso de curación, como señalan Judith Herman y Mary Haroy: recuperar los recuerdos es tan doloroso que las sobrevivientes se aferran a la negación durante el mayor tiempo posible: "Cuando entran en la conciencia los recuerdos traumáticos la angustía puede ser insoportable las sobrevivientes tienden a aferrarse a sus dudas hasta mucho despues de lo que un observador imparcial ya estaría convencido". De hecho como observa la psicológa Christine Courtois, muchas sobrevivientes que recuerdan el abuso sufrido en la infancia, preferirían no recordar. Aquellas que tienen acceso a recuerdos normalmente desean olvidar, reprimir o quitar importancia a lo que saben, Aquellas que no tienen recuerdos o los tienen borrosos o fragmentados se desesperan por recordar, hasta que lo logran y recuerdan. Entonces pasan a la posición de las que "recordaron y desean olvidar". Identificarse como una sobreviviente de A.S.I. confiere muy poco o nulos privilegios. La responsabilidad de curar la tiene inevitablemente la sobreviviente. Ninguna otra persona puede realizar esa ARDUA tarea, sentir los sentimientos y hacer los cambios necesarios para crearse una vida sana en el presente.De: "El Coraje de Sanar"













