miércoles, 12 de octubre de 2011

Ejercicio, Tomado de EL CORAJE DE SANAR, de Laura Davis

Quiérete a ti mismo(a)

Muchas veces, cuando hablo con sobrevivientes acerca de quererse a sí mismos, ellos voltean sus ojos y me lanzan una mirada cansada, como si dijeran: “Tendremos paciencia contigo. Sabemos que eres de California”. Quererse a sí mismo es visto como una práctica New-Age. O como algo auto-indulgente (y, por tanto, mal) que sólo hacemos bajo coacción (como un mal mayor). En realidad, aprender a amarse y cuidarse a sí mismo es parte esencial de proceso de curación.

Cuando los sobrevivientes quieren saber qué tan lejos se encuentran en el proceso de curación, yo les pregunto qué están haciendo para cuidarse a sí mismos antes de preguntar ninguna otra cosa. No pregunto si tienen recuerdos. No pregunto si están enojados. No pregunto si han confrontado al agresor. Lo que pregunto es: “¿Eres gentil e indulgente contigo cuando comentes un error? ¿Eres capaz de tomar algún respiro? ¿Eres capaz de hacer las cosas que disfrutas? ¿Estás de tu lado o estás luchando contra ti a lo largo de todo el proceso? ¿Te das crédito por tus logros? ¿Estás orgulloso de ti mismo?

Cuando seas capaz de responder afirmativamente esas preguntas, llevarás un gran avance en el proceso de curación. No obstante, si estuvieras en la etapa de emergencia, no serías capaz de responder con un sí a una pregunta simple. Muchos de nosotros hemos estado muy ocupados escapando, sobreviviendo y arreglándonos como para considerar la posibilidad de querernos a nosotros mismos. Sin embargo, incluso si sólo estás empezando, te aliento a dar pequeños pasos para cuidar de ti misma(o) en la medida que puedas. Es el principio de amarte a ti misma(o).

Cuando fuiste abusado(a), no recibiste la clase de amor,  cuidados y retroalimentación positiva que construyen una autoestima sólida (sentimientos positivos hacia ti misma(o)) y las bases para una vida adulta sana. Ya que no tuviste estas cosas en la niñez, necesitas aprender a darte ese amor y a cuidarte a ti mismo(a) ahora. Al principio, otros (un terapeuta, una pareja, un amigo cercano) lo pueden hacer por ti, pero finalmente tú tienes que aprender a hacerlo por ti mismo(a).

Esto puede ser particularmente difícil para los varones sobrevivientes. Las mujeres, en nuestra sociedad, han sido condicionadas para dar cariño y cuidados. El concepto de ser tierno o gentil con cualquiera –particularmente a sí mismo(a)– resulta ajeno a la mayoría de los hombres. No obstante, quererse a sí mismo es necesario para sanar aun si te parece algo extraño o “afeminado”.

Un buen comienzo es tomar una actitud gentil hacia el mismo proceso de curación. No tienes que abusar de ti mismo(a) (sobre estimularte con material acerca del abuso sexual, colocarte repetidamente en situaciones abrumadoras porque “son buenas para ti”, nunca tomar respiros) con la finalidad de sanar. Acepta en que parte del proceso te encuentras y da un paso pequeño, no diez. Presionarte a ti mismo no favorece la curación; la impide.

Trata de romper con viejo adagio de víctima: “si se siente intenso, algo debe estar pasando” [dicho de otro modo, “si no duele, no sirve”]. HABIENDO CRECIDO EN UNA SITUACIÓN CAÓTICA, PUEDES ESTAR CREANDO CRISIS EN TU VIDA ADULTA PORQUE TE RESULTA FAMILIAR. Sabes cómo responder frente a una crisis. Tú no sabes que hay una alternativa. Y no hay duda que partes del proceso de recuperación son catárticas y llenas de drama, pero también necesitas momentos de calma para integrarte, para reunir fuerzas. Te tienes que dar el tiempo para descansar, para digerir los pequeños y a veces tumultuarios cambios de la curación.

Es tan importante que aprendas a comer bien, a divertirte, a tener momentos “normales” sin crisis; como importante es que enfrentes los recuerdos, sientas el dolor y expreses la indignación. Necesitas darte tiempo para relajarte y asimilar los cambios en tu vida, para mantener un ritmo en el camino.

Aprendiendo a quererte a ti misma(o)

Querer y propinar cuidados son las formas primarias como demostramos amor a nosotros mismos y a otros. Es una conducta aprendida; hemos sido enseñados a dar cariño a través de nuestros primeros cuidadores. Si no fuiste amado(a), alentado(a) y confortado(a) en la infancia, o si no fuiste criado como un muchacho típico, el concepto de crianza puede resultarte extraño. Si nunca se te mostró gentileza o ternura, o fuiste abusada(o) “en nombre del amor”, puedes estar confundido(a) acerca de lo que significa quererte y cuidarte a ti mismo(a). Muchos infantes abusados se confortan haciendo cosas que también incluyen aspectos auto-destructivos. Mutilarte a ti mismo(a) puede ser la única manera como te sabes dar cariño a ti mismo(a). A pesar que eso te puede confortar en el momento, también te lástima.

Incluso si entiendes lo que significa cuidarte y quererte a ti mismo(a), la idea de hacerlo te incomoda. Te puedes sentir resentido porque alguien más no lo está haciendo por ti. Te podrías sentir enojado(a) o triste porque no fuiste cuidado en la infancia. Sentimientos de culpa o vergüenza pueden hacer que sientas que no mereces ser cuidado(a) y querido(a) por ti o por alguien más.

Cuando pienso acerca de darme cariño y cuidarme a mi misma(o), me siento… (Completa la oración).

Si crees que mereces cariño sólo cuando estás extremadamente perturbado(a), eres como la mayoría de los sobrevivientes que sienten que tienen que estar totalmente devastados antes de que ellos se calmen y cuiden de sí mismos. Sin embargo, cuidar de ti misma(o) no debe ser algo dedicado sólo a momentos de crisis. Quererte y cuidar de tus necesidades debería ser parte del tejido de la vida, no sólo algo especial para usar en casos de emergencia.

Aun cuando tú no haces mucho por cuidar de ti ahora, empezaste a tratar de confortarte a ti misma(o) cuando eras pequeña(o). Aunque puede ser que hayas hecho cosas que contenían  aspectos autodestructivos, encontraste formas de hacerte sentir mejor. Algunas de esas formas todavía son útiles para ti en la actualidad.

Cuando era niña(o), me cuidaba y me quería mediante… (Completa la oración).

Pon un asterisco (estrella) a esas cosas que todavía haces para cuidar de ti.

Si no tienes idea de cómo empezar a cuidar de ti misma(o), pregunta a otras personas cómo cuidan de sí mismas y cómo se confortan. Pregunta a varias personas que respetes por las cosas que hacen para cuidarse y quererse. Anota sus respuestas.

Pon un asterisco (estrella) en las cosas que te gustaría intentar para cuidar de ti.

Haz una lista de las cosas que harás para cuidar de ti y darte cariño. Empieza tu lista con las cosas que marcaste con el asterisco en los ejercicios anteriores y agrega todo lo que puedas pensar que te ayudaría a sentirte más relajada(o), tranquila(o) o centrada(o). Por ejemplo, saldré a patinar, me prepararé un sándwich con queso, escribiré una carta a un amigo que no he visto en mucho tiempo, saldrá a caminar en la naturaleza, iré al cine. Algunas de las ideas más simples pueden coincidir con las ideas que tú escribiste en tu lista para lidiar con el pánico. Otras pueden ser totalmente nuevas y requieren mayor planeación y previsión. Todas estas cosas pueden ser actividades que puedes hacer de manera regular.

Para reflexionar:

·        ¿Cuáles son mis actitudes acerca de cuidarme y quererme? ¿Cómo están cambiando mis actitudes?

·        ¿Cómo cambiaría mi vida si empezara a quererme y cuidar de mí?

·        ¿Estoy dispuesta(o) a cuidar de mí actualmente? Sí es así ¿Cómo lo haré?

Reflexiones: Queriéndote a ti misma(o)

Muchos de nosotros recibimos poco o nada de cariño cuando éramos niños. Tú, incluso, puedes pasar un rato difícil para concebir la idea. Pero aprender a cuidarte a ti misma (o) es un aspecto crucial en el proceso de curación. Es una forma de demostrar amor y respeto por ti misma(o).

Quererte y cuidarte no es un tema reservado para los momentos de crisis; es importante en el plano de lo cotidiano. Combinando las estrategias que aprendiste en la infancia con otras nuevas, menos practicadas, tú puedes desarrollar un plan para cuidar de ti misma(o) de una manera consistente, de forma amorosa.

Aquí te dejo unas preguntas que te ayudarán a enfocar tu sentimientos presentes, metas y necesidades respecto al tema de cuidarte y quererte a ti misma(o).

·        ¿Qué sentimiento experimenté mientras trabajaba este tema?

·        ¿Qué sentimientos experimentas ahora? ¿Qué sensaciones estoy experimentando en mi cuerpo?

·        ¿De qué edad me sentí mientras trabajaba este tema? ¿De qué edad me siento ahora?

·        ¿Qué fue lo más difícil para mí al tratar este tema? ¿Qué me resultó confuso? ¿Qué no entendí?

·        ¿Qué aprendí? ¿Qué compromisos he hecho conmigo misma(o)? ¿Qué pasos tengo que dar?

·        ¿Qué hice de lo que puedo estar orgullosa(o)?

·        ¿Qué me falta todavía por hacer? ¿Qué, si lo hubiera, quisiera volver a revisar a seguir trabajando?

·        ¿Qué necesito hacer ahora para cuidar de mí?

Tomado de EL CORAJE DE SANAR, libro de ejercicios de Laura Davis

Espera el siguiente tema: Mide tu progreso en el proceso de recuperación.








No hay comentarios:

Publicar un comentario